Y es que no sé pero pareciera que te me hubieras robado la inspiración, que la arrancaras de mi como todo lo demás, es como si no hubiera razón para seguir con estas letras y escribiendo mil poemas.
Pero de que le sirve a una mujer esperar el siguiente tren cuando el que le corresponde no quiere arrancar sin ella.
Traté de hacer algo de tiempo empacando, asegurándome que para cuando fuera el momento de coincidir en la estación estuviera todo en orden, y mi maleta, aquella que por varios meses había hecho a mano fuera perfecta para albergar aquella vida que había estado llena de altibajos.
Pero ni siquiera había llegado tu tren a la estación cuando vi a lo lejos que habías seguido en barco.
Esos barcos piratas que se detenían solo en las noches para satisfacer las necesidades de su tripulación y recargar las municiones.
Y yo parada esperando, con una maleta que al final había decidido llevar vacía porque quería comenzar una vida nueva contigo.
Ahora me tocaba decidir si irme al puerto a esperarte o irme en el tren que estaba allí con las puertas abiertas desde que llegué.
Y así sin más, el segundo boleto se quedó sin registrar y se lo di un hombre sin maletas que cuando bajaba del tren me dijo que había regresado de volar.
De un lugar mágico donde todo parecía renovar y brillar cada vez que la luna al medio día salía a rebuscar.
Llevaba un boleto extra y se lo dio a su nieto quien lo esperaba al regresar pero le dijo que cuando partiera, ninguna maleta podría llevar.
Y vi la mía tan perfecta de repente que sentí que ya no me podía acompañar pues realmente estaba llena de otras vidas que me encargue de empacar.
Y me monte en el tren y cuando cerró las puertas me di cuenta que iba solo. Sin compartimientos de maletas ni asientos extra.
Estaba esperando por mi todo este tiempo pues yo era su única pasajera, era yo o la nada.
Pero la nada ya había tomado mi vida por mucho tiempo y decidí que ese lugar nunca más lo iba a ocupar, era mío en un principio y así iba a terminar.
Estaba esperando por mi todo este tiempo pues yo era su única pasajera, era yo o la nada.
Pero la nada ya había tomado mi vida por mucho tiempo y decidí que ese lugar nunca más lo iba a ocupar, era mío en un principio y así iba a terminar.
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